envidia

 no tiene sentido tapar el sol con un dedo. toda la vida he sido un maldito envidioso. un desgraciado resentido. 

siempre siento esta maldita punzada en el pecho cada vez que veo a alguien tener lo que yo deseo. 

siempre subiendo a cuestas esta maldita montaña sin ninguna recompensa, viendo cómo los demás simplemente llegan a la cima sin esfuerzo, y se cagan en mí. 

no tener jamás oportunidad alguna, y en caso de tener, es solo efímera y se retira cruelmente, como una soga que se rompe mientras intentas subir un peñasco.

abatido constantemente. en el suelo y pateado, tan desahuciado que ya no hay luz a la vista. la desesperanza aprendida me quitó todo.

toda la vida he sido un maldito resentido y envidioso con la gente que la tiene mejor que yo. pero al menos yo no lo niego.

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